- Editorial Planeta
- Publicado en 1995 / Edición de 2007
- Género: ficción histórica china
- Autoconclusivo
- 396 páginas
Mientras está a punto de divorciarse, Olivia va contándonos la transformación que sufrió su vida cuando irrumpió en ella la extraña Kwan, su hermanastra, la hija que Jack Lee, su padre, había abandonado en China cuando emigró a Estados Unidos en la época de la revolución comunista. Kwan no podrá jamás distanciarse del mundo que la vio nacer y, con sus misteriosos «ojos yin», que le dan poderes para revivir, e incluso reencarnar, fantasmas reales y legendarios del pasado, pronto aparecerá ante los demás como un ser algo trastornado, como fuera de la realidad. No obstante, las historias que cuenta Kwan, y que van entreverando la narración de Olivia, fascinan e irritan a la vez a su hermanastra, enredándola en una espiral de sentimientos contradictorios. Pero, las circunstancias conducen a las dos hermanas al pueblo natal de Kwan, en China, la magia, la violencia, el amor y la fatalidad de esas historias empiezan a adquirir relevancia y a generar imprevisibles y peligrosas consecuencias.
Este es el primer libro que me he animado a leer dentro del reto #viajarleyendoautoras, en el que he decidido este año participar y que espero que me depare muy buenas lecturas (podéis ver mi selección para todo el año aquí). Empecé con esta autora china porque me apetecía algo de literatura asiática y la sinopsis me llamaba bastante así que me decanté por este libro por encima de otros más conocidos suyos.
Lo que me ha pasado con él es una de las cosas que más rabia me da que me pase cuando leo, que es notar que el libro tiene un mensaje que va más allá de lo que literalmente te están contando las palabras impresas pero no ser capaz de apreciarlo. Por lo demás, la historia y los personajes me han gustado bastante, aunque tampoco me han emocionado como pensaba que iban a hacer.
Cuando a Olivia le «imponen» siendo pequeña una hermanastra no imaginaba las historias que iba a vivir gracias a ella directa o indirectamente a través de las palabras de Kwan. Kwan es uno de los personajes más surrealistas que me he encontrado en la literatura, cree que puede percibir y comunicarse con algunos muertos y que ella misma está disfrutando de su segunda vida terrenal, por lo que parte de lo que nos encontramos en este libro son sus narraciones sobre su antigua existencia; para mí, lo más valioso de esta obra. De hecho, creo que todo lo demás que rodea a estas historias y los sucesos en el tiempo actual es un adorno, estas partes son las que de verdad nos hacen entender a Kwan y su especial manera de ver la vida. Con el siguiente extracto del libro podéis haceros una pequeña idea de cómo es:
«Señalo la chaqueta de esquí que Kwan ha seleccionado como la séptima capa. Es de color violeta iridiscente con detalles chillones, uno de esos regalos que compró de rebajas en los almacenes Macy´s, confiando en que impresionaría a la Mamá Grande. Todavía le cuelga la etiqueta del precio, para demostrar que no es una prenda de segunda mano.
-Muy bonita- comento.
Kwan parece orgullosa. -Y también práctica. Completamente impermeable-.
-¿Quieres decir que llueve en el otro mundo?
-¡Qué dices! Claro que no. Allí siempre hace el mismo tiempo, ni demasiado cálido ni demasiado frío.
-¿Entonces por qué has dicho que la chaqueta es impermeable?
Ella me mira con semblante inexpresivo. -Porque lo es-.»
Los otros dos personajes principales, Olivia y su marido Simon se me han escapado un poco. He entendido su forma de actuar y sobre todo la dificultad de la primera para aguantar a Kwan (es maravillosa pero muy intensa, no se puede negar), pero no les he conocido más allá de lo que estrictamente cuenta el libro y la trama que se centra en ambos no me ha interesado demasiado.
En conclusión, es un libro que me ha entretenido (unos ratos más que otros) y que me ha hecho querer seguir descubriendo a su autora, ya que su forma de escribir si me ha gustado bastante y está claro que tiene potencial para crear personajes increíbles.
Mi valoración: