Las ambiciones de Jane Franklyn – Alison Alexander

  • Ediciones Casiopea38813181
  • Publicado en 2013 / Edición de 2016 en español
  • Género: biografía
  • 400 páginas
  • Traducción: Paula Zumalacarregui

En una época en que las mujeres se quedaban en casa bordando, Jane Franklin probablemente fue la más grande viajera del momento. Una aventurera victoriana.

Alison Alexander traza la vida de esta mujer inimitable, desde su nacimiento en Londres al final del s. XVIII, su matrimonio con Sir John Franklin a la madura edad de 36 años, sus numerosos viajes a países lejanos, incluyendo Rusia, Tierra Santa, el Norte de África, América y Australia.

Una vez casada, su mayor ambición -vivir la vida al máximo- se sumó a un deseo igualmente ardiente de convertir a su marido en una persona de éxito. Al llegar a Tasmania en 1837 cuando Sir John Franklin fue nombrado gobernador, Lady Jane fue un torbellino en aquella colonia. […] Tras la desaparición de su esposo en el Ártico, en una expedición para descubrir el Paso del Noroeste, Lady Jane presionó al Almirantazgo, a la opinión pública y hasta al presidente de los EEUU para financiar expediciones para localizarlo.

Lady Jane continuó viajando hasta haber cumplido los 70 años. Falleció a los 84, negándose a tomar su medicación hasta el final.

Las biografías, además de encantarme como género, disfrutan de una ventaja de la que no lo hacen otros libros de narrativa: aunque no empatice nada con los personajes puedo disfrutar igualmente de ellas. Y esto es lo que me ha pasado exactamente con este libro. Al leer la sinopsis me hice la idea de que iba a conocer a una gran feminista victoriana pero nada más lejos de la realidad.

A pesar del reconocimiento que se le debe dar por no conformarse, en la práctica, con el papel tradicionalmente asignado a la mujer, no he podido evitar que me resultara antipática. Más allá de su personalidad o sus ideales, en los que no entraba ni de lejos la sororidad con sus iguales o la compasión por otros menos afortunados que ella, actuaba bajo impulsos que respondían a meros caprichos independientemente de los perjuicios que provocase, y su mayor ambición era hacer prosperar a su marido, tener un nombre a través de él. No cuestionaba la situación de la mujer, solo maniobraba para ascender en la escala social y política bajo el ala de John Franklyn. Pero una vez entendido esto, la forma de ser de esta mujer hace incluso más interesante leer sobre su vida, sus motivaciones y sus aventuras (aunque a veces abrumen un poco tantos datos y nombres seguidos).

«Como siempre, perseguía sus dos ambiciones. Por un lado, exprimir la vida al máximo haciendo lo que le gustaba: explorar y poner en práctica los planes que su fértil mente diseñaba. Por otro lado, impulsar la carrera de su marido. Empleó mucho tiempo y dinero en mejorar la Tierra de Van Diemen no porque le gustase el sitio, sino porque tenía que verse como un éxito bajo el gobierno de Sir John»

Además de conocer a la, muy oportunamente llamada, ambiciosa Jane Franklyn, uno de los aspectos que más me ha gustado del libro ha sido que abordase (inevitablemente por otro lado) la situación de los indígenas y presidiarios en esta zona y época, sobre todo de los primeros. Nadie puede dudar del trato injusto y cruel al que fueron sometidos, y aquí se vuelve a reflejar la inmunidad con la que los ingleses llegaban y se adueñaban de lo que querían incluso justificándose con la carta de la religión y la civilización. Especialmente conmovedora es la historia de Mathinna, una chica aborigen acogida durante un tiempo por Jane Franklyn.

Los villanos de la historia eran las malas compañías con las que se juntó en Oyster Cove, «los ignorantes de su propia raza, los incultos y los salvajes de la nuestra» que la llevaron por el mal camino. […] Ahora los villanos son los usurpadores blancos y aquel episodio forma parte de un crimen de mayor envergadura: la destrucción de la comunidad aborigen.

Nos encontramos con una biografía en la que, aún con su evidente protagonista, nos cruzamos con numerosas personas tratadas más allá de su relación con Jane que nos completan el escenario, algo que en esta ocasión agradezco por tratarse de un ambiente tan alejado de mi experiencia directa.

«Cuando una mujer se sale del círculo que delimita la esfera correspondiente a las de su sexo; cuando, convencida de sus habilidades superiores para dirigir los asuntos públicos de la ciudad en la que vive, movida por su espíritu inquieto y entrometido, por el ansia de notoriedad o incluso por un deseo y una habilidad consciente de hacer el bien, empieza a interferir en los asuntos públicos; mucho más cuando ejerce una influencia suprema en dichos asuntos, y cuando cada uno de sus actos tienen que ver con ellos, dicha mujer se convierte en blanco legítimo de las miradas y los comentarios.» –True Colonist, 21.10.1842, 28.10.1842-

En definitiva, siempre es un placer adentrarse en la vida de mujeres de épocas pasadas, y en este caso no ha sido diferente.

Mi valoración:

 

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